viernes, 29 de abril de 2011

Valle lleno de anécdotas

Las anécdotas pueden definir o al menos ilustrar sobre una persona, un comportamiento o el ambiente de una época. Suelen contribuir para caracterizar a alguien convirtiendose en un breve relato caricaturesco del personaje.


Ramón del Valle Inclán (Villanueva de Arosa, Pontevedra, 1866 - Santiago de Compostela, 1935) es conocido tanto por el excelente nivel de su producción literaria como por su extraña apariencia de larga melena, barba y vestimentas exóticas, asi como por sus innumerables anécdotas. Vamos a contar algunas de las multiples con las que nos obsequió.

El 24 de julio de 1899, Valle Inclán pontificaba en su tertulia del Café de la Montaña sobre los duelos, que a su parecer eran una de las Bellas Artes. Entre otros contertulios, se encontraban Jacinto Benavente, el pintor Paco Sancha y el cronista Manuel Bueno, este último, asombrado, intervino para contradecirle, y Valle, indignado, le espetó un ¡Qué sabe usted majadero!, a la vez que blandía por el cuello una botella con actitud amenazante. Bueno se defendió a bastonazos y sus golpes le provocaron a don Ramón, además de una herida en la cabeza que sangraba aparatosamente, la fractura de los huesos del antebrazo izquierdo. Del Valle Inclán, como era una hombre a quien sus amigos definieron siempre como "una persona muy despreocupada", no se realizó las curaciones necesarias y adecuadas y, al cabo de unos días, sufrió una infección tal que el doctor Barragán Bonet se vió obligado a amputar el brazo gangrenado. El hecho, lejos de amedrentarlo o de sumirlo en estado de depresión, hizo que su ingenio saliera una vez más a la luz y el escritor comenzó a inventarse y fantasear con curiosas y grotescas historias acerca de la pérdida de su brazo, como aquella en la que había luchado con un león, que finalmente se lo arrancó y se lo comió o aquella en la que decía haber perdido el brazo en un duelo a sable por defender el honor de una dama y otras veces ¡que lo había perdido entre su barba!.

Don Ramón no tardó en hacer las paces con Manuel Bueno. Un día se le acercó tendiéndole su única mano y le dijo:




- Mira, Bueno, lo pasado, pasado está. Aún me queda la mano derecha para estrechar la tuya. Y no te preocupes, que aún me queda el otro brazo, que es el de escribir.

En enero de 1901 organiza con Ricardo Baroja una expedición a caballo a las minas de Almadén, en busca de un yacimiento de plata. Naturalmente, la quijotesca expedición se resolvió en un sonoro y doloroso fracaso, del que Valle se trajo una herida en el pie, producida accidentalmente al intentar cargar una escopeta. Pero como no hay mal que por bien no venga, como canta el refranero, este lamentable accidente hizo que Valle durante los tres meses forzados de reposo, escribiese Sonata de otoño, obra con la que consiguió reconocimiento literario y ciertas ganancias económicas.



Conocidas eran las rencillas y el odio que sentía Don Ramón María del Valle-Inclán hacia su homólogo José de Echegaray. Todo empezó en enero de 1900, cuando El Liberal convocó un concurso literario de cuentos. Valle aspiraba al premio con su relato Satanás. El jurado, compuesto por Echegaray, Fernández Florez y Valera, concedió el primer premio a José Nogales y el segundo a la Pardo Bazán. Pero después del fallo, Valera denunció que el mejor cuento era el de Valle, y que el resultado había sido manipulado por Echegaray y Fernández Flórez. En 1902, la historia y sus actores se volvieron a repetir. Esta vez el primer premio se declaró desierto por las presiones de Echegaray, y a Valle le concedieron el segundo, dotado con 250 pesetas. Cuando quedaba herido en su orgullo, Valle-Inclán era terrible, y en este caso declaró abiertamente la guerra a Echegaray. Un hijo de este se arrimó cierto día a la tertulia de nuestro protagonista, quien, viéndole llegar, exclamó con intención: «Ese don José está obsesionado por la infidelidad matrimonial. Todas sus obras son autobiografías de un marido engañado». Al oír esto, el vástago le mandó callar, identificándose como hijo del dramaturgo, a lo que Valle, entre el regocijo general, contestó: «¿Está usted seguro, joven?»

Le llamaba "el viejo idiota", y se corrió la voz, hasta el punto que, en cierta ocasión, envió una carta a un amigo que vivía en la calle Echegaray poniendo en el sobre "Calle del viejo idiota" ( también añadió una pequeña leyenda que decía Los carteros de Madrid son los mejores de España ) La carta, por supuesto, llegó.

Valle-Inclán no perdía la ocasión de presenciar los estrenos de su adversario para poder criticarlo. En una de sus comedias, se decía de una señora que poseía “nervios de acero bajo una piel de seda” y Valle-Inclán ya no pudo más. Se levantó de su butaca y voceó:

-¡Eso no es una mujer! ¡Eso es un paraguas!

Años más tarde, Don Ramón necesitaba una transfusión sanguínea, enterado de ello Echegaray aprovechó la ocasión para intentar remediar el pasado y se presentó . Cuando el médico, emocionado por el gesto, se lo dijo a Valle, este le espetó:
- ¡ Doctor, ni se le ocurra ¡No quiero la sangre de ese!¡ La tiene toda llena de gerundios!





No tuve miedo, fui turbulento,
miré en las simas como en la luz,
di mi palabra con mi alma al viento,
como una espada llevo mi cruz.


Valle Inclán ( de Rosa Hiperbólica)


Y otro Valle más

Otra curiosa y significativa anécdota, como cuenta el docente e investigador español Miguel Díez R. y muy poco divulgada, oída de boca del escritor gallego, de la que son protagonistas Rubén Darío, Miguel de Unamuno y el propio Valle-Inclán.



Una tertulia de café en torno a Rubén Darío. El poeta nicaragüense, con sorda y monótona voz, está haciendo un encendido elogio de don Miguel de Unamuno. Cuando concluye, alguien no muy bien intencionado, dice: «Pues Unamuno no le corresponde a usted en el entusiasmo». Y echando mano al bolsillo de la chaqueta, extrae un periódico en el que se inserta un artículo de don Miguel. El trabajo es una feroz diatriba contra Darío en la que, entre otras cosas, el gran vasco afirma que al poeta se le ven todavía las plumas de indio que lleva dentro de sí.


Nuestro escritor intenta animar al abatido lírico, que, según don Ramón, era muy sensible a las valoraciones críticas de la vida literaria.


Transcurren pocos días y, de nuevo en la tertulia, el poeta lee a los amigos una carta que se dispone a remitir al catedrático de Salamanca: «Admirado señor: He leído su artículo. Yo había escrito antes otro sobre usted, sobre su obra. Ahí va. Quiero decirle que yo remito hoy mi trabajo a Buenos Aires, para publicarlo en La Nación, sin quitarle ni añadirle una coma, con la constancia de mi admiración rendida hacia todo lo que usted ha producido. Y firmo esta carta con una de las plumas de indio que, según usted, aún llevo dentro de mí.». Todos -el primero don Ramón- celebran el nobilísimo gesto de Rubén Darío.


Al cabo de unos meses don Ramón y Unamuno se encuentran en la calle. Pasean juntos un rato y, de pronto, la charla recae sobre la figura de Rubén. «Con este hombre -dice don Miguel- me ha ocurrido una cosa notable y desconcertante.» Y Unamuno refiere, punto por punto, la historia de los artículos y la carta que Valle-Inclán ha vivido muy directamente. Y en ese instante, don Ramón se exalta, engalla la voz, extrema el gesto y suelta esta magnífica tirada: «El suceso, amigo don Miguel, no tiene nada de notable y mucho menos de desconcertante. Es, sencillamente, el resultado del enfrentamiento de dos sujetos diferentes y opuestos. Es una realidad natural. Ustedes no han nacido para entenderse, porque Rubén y usted son antípodas. Verá usted: Rubén tiene todos los defectos de la carne: es glotón, bebedor, es mujeriego, es holgazán, etc. Pero posee, en cambio, todas las virtudes del espíritu: es bueno, es generoso, es sencillo, es humilde, etc. En cambio, usted almacena todas las virtudes de la carne: es usted frugal, abstemio, casto e infatigable. Y tiene usted todos los vicios del espíritu: es usted soberbio, ególatra, avaro, rencoroso, etc. Por eso, cuando Rubén se muera y se le pudra la carne que es lo que tiene malo, le quedará el espíritu, que es lo que tiene bueno, ¡y se salvará! Pero a usted, cuando se muera y se le pudra la carne, que es lo que tiene bueno, le quedará el espíritu, que es lo que tiene malo, ¡y se condenará!». Aquí don Ramón hacía una pausa, se mesaba lentamente las barbas y, en un tono confidencial, como quien comunica un grave secreto, concluía: «Desde entonces, Unamuno anda muy preocupado»

jueves, 28 de abril de 2011

El poeta inmortal

Cuenta la leyenda que el gran poeta chino Li Bai (701-762) , también conocido como Li Po, cayó de su bote y se ahogó en el río Yangt-ze al intentar abrazar el reflejo de la luna en el agua, al parecer cuando se hallaba en estado de embriaguez. Sabido era su amor al licor y también se sabe que escribió muchos de sus grandes poemas mientras estaba ebrio.
Algunos eruditos creen que su muerte fue el resultado de un envenenamiento por mercurio después de un largo historial de consumo de elixires taoístas para la longevidad, mientras que otros creen que murió por envenenamiento con alcohol.
Sea como fuere, Li Bai, el "poeta inmortal", sigue siendo el poeta más famoso y popular de la dinastía Tang, considerada la época de oro de la poesía china.



El cielo es alto, la tierra ancha. Amarga entre ellas vuela mi pena. Li Bai



夜思


床前明月光


疑是地上霜


舉頭望明月


低頭思故鄉


Pienso en la noche


delante de la cama la luna brilla


encima de la escarcha está la duda


miro arriba y hay luna llena


miro abajo y añoro mi tierra.



Li Bai

miércoles, 27 de abril de 2011

martes, 26 de abril de 2011

La fundadora

Fausta Elorz y Olías, natural y vecina de Madrid, residía largas temporadas en Falces (Navarra) por sus entronques familiares. Hija única, soltera, inmensamente rica y aficiones filantrópicas, dictó en su testamento la creación de alguna obra de caridad o fundación. Los tres nombrados albaceas crearon una fundación benéfica, sin ánimo de lucro, para construir un asilo para ancianas en Madrid y otro más modesto, en Falces, siendo en todo caso indispensable para el ingreso en dichos asilos acreditar en debida forma ser pobre de solemnidad.
El edificio de la Fundación Fausta Elorz en Madrid, situado en la calle Conde Peñalver, es muy fácil de reconocer por los madrileños por su fachada neomudéjar. Fue edificado según un proyecto del arquitecto Manuel Zabala Gallardo entre 1910 y 1914. Al comienzo de la Guerra Civil, el edificio fue incautado y destinado a cárcel de hombres hasta mediados los años cuarenta. La denominaron cárcel de Torrijos y entre sus paredes albergó al muy ilustre poeta Miguel Hernández, en ellas escribió su famosa Nanas de la cebolla, dedicada a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer, en la que le decía que no comía más que pan y cebolla. Logró salir en libertad sin juicio, inesperadamente, gracias a las gestiones de Pablo Neruda con un cardenal, en septiembre de 1939.

Después se hizo cargo del edifio durante una década Auxilio Social [organización franquista de beneficencia] , para volver a su función primigenia a partir de entonces.

jueves, 14 de abril de 2011

Museo ABC


El 17 de noviembre de 2010 abrió sus puertas el Museo ABC de Dibujo e Ilustración, un nuevo centro artístico en la capital, que nace con vocación de convertirse en un referente no solo en España sino en Europa, en un edificio de 1900 que albergó la primera fábrica de Cerveza Mahou en la capital, hoy reconvertida en un innovador espacio cultural. Más de 3.500 metros cuadrados, distribuidos en seis plantas, que cobijan dos amplias salas de exposiciones, espacios multifuncionales, depósito de obras, laboratorio de restauración, almacenes, cafetería, tienda, oficinas... la remodelación del edificio, una propuesta que el estudio Aranguren & Gallegos ha llevado a cabo consiguiendo un equilibrio entre el respeto por el edificio original y la innovación. Lo que más llama la atención es la fachada, al ladrillo original se suma una gran viga de cristal y metal así como el original sistema de lucernarios con despieces triangulares.

Este edificio nos trae a la memoria la figura del arquitecto José López Salaberry (1858-1927) que relaizó las obras de ampliación de esta antigua fábrica de Cervezas Mahou. Además cabe destacar entre su actividad el trazado inicial de la Gran Vía madrileña en colaboración con Francisco Andrés Octavio.



El Proyecto y construcción del Monumento a Lope de Vega (1902) en colaboración con el escultor Mateo Inurria. Dirigió las obras del Casino de Madrid siguiendo la síntesis que los hermanos Fargé habían realizado sobre los seis proyectos finalistas del concurso internacional de 1903, e introdujo algunas modificaciones (1905-1910). Así como el Proyecto y construcción del desaparecido Teatro Fontalba junto a su yerno, el arquitecto Teodoro Anasagasti. Junto a éste también realizaría el cine del Edificio Madrid-París. Y a él se debe también el Proyecto y construcción del Edificio Blanco y Negro en la calle de Serrano (1899). Excepcional dibujante y acuarelista, era también un gran melómano lo que le permitió dotar al Teatro Campoamor de una alabada acústica.

martes, 12 de abril de 2011

Psicografías premonitorias


Benjamín Solari Parravicini (1898 - 1974) fue un artista plástico argentino de renombre internacional, pero debió su justa fama, sin embargo, a sus psicografias premonitorias. En la tranquilidad de su estudio donde dibujaba comenzó a recibir de una forma extraña , ideas que él esbozaba sobre el papel y que atribuía a la espontaneidad de la creación artística. Pero cual sería su sorpresa al comprobar que las ideas que había bosquejado eran proféticas, ya que al paso del tiempo se cumplían inexorablemente.


Una noche se despertó tembloroso, percibiendo un fuerte aroma a mar y algas en su habitación, al tiempo que oía una delicada voz femenina. Comenzó a escribir lo que esa voz le decía: que se estaba separando de la vida, que veía imágenes hermosas, y que "las algas le envolvían las manos como joyas muertas". Por fin, la mujer se identificó, y él escribió un nombre, un lugar y una fecha: "Alfonsina Storni, Mar del Plata, Octubre de 1938". En ese mismo momento, la maravillosa poetisa se suicidaba a casi 450 Km de allí internándose en el mar.




Este dibujo de Solari realizado en noviembre de 1939 ha traido a la palestra a este personaje, ya que en él vemos representado Japón y escribe:


Ruido de ruidos ensordecerán las alturas


la Bomba F



¿F de Fukushima?

lunes, 11 de abril de 2011

Escritora profesional

Cristina de Pizán (1364-1430) una de las voces femeninas más significativas del panorama intelectual europeo del Medievo, no sólo fue la primera escritora feminista sino que, para muchos estudiosos, también representó la primera escritora profesional, ya que mantuvo con su escritura a madre, hermanos e hijos en pleno siglo XV. De origen veneciano, pasó gran parte de su vida en Francia, puesto que su padre era el astrólogo de Carlos V de Francia (rey del que posteriormente Cristina escribiría su biografía). Recibió una completa y esmerada educación debido a las amplias posibilidades que le ofrecía vivir en la corte (contará con la enorme Bibliothèque Royale) y especialmente al empeño de su padre, en contraste con la actitud de su madre, que a pesar de ser la hija de un hombre docto, el anatomista Mondino de Luzzi, se opone duramente a la instrucción de su hija en materias que no sean otras que las relacionadas con las tareas domésticas; de hecho, la inflexible postura materna se recoge en la obra cumbre de la autora, La Ciudad de las Damas (1405), donde realiza una fuerte apología de la mujer basándose en numerosos y célebres personajes femeninos de la historia y la mitología.




Se casó a los quince años,con un joven noble, Estienne du Castel, que ocupaba el cargo de notario del rey, fue madre de tres hijos y enviudó a los veinticinco, hecho este que le motiva a dedicarse a la escritura como fuente de sustento pese a la oposición masculina del momento.


Christine será la iniciadora de lo que se conocerá durante el Renacimiento como la Querella de las mujeres (Querelle des Femmes), movimiento de defensa de la mujer llevado a cabo por diversas intelectuales del momento y que surge a raíz de su obra Cartas de la Querella del Roman de la Rose (1398-1402) contra la obra escrita por el misógino Jean de Meung, donde el autor ataca duramente a las mujeres. Una disputa entre escritoras y escritores sobre la dignidad de las mujeres que se prolongaría el siglo siguiente y que tendría entre sus representantes a Margarita de Navarra, con su Heptameron, o a sor Isabel de Villena, con su libro contra L'espill de Jaume Roig, quien acusaba a las mujeres hasta de haber provocado el diluvio.


Su autobiografía, La visión de Christine (1405), la escribió como réplica a sus detractores. Una de sus últimas obras es Canción en honor de Juana de Arco. Todavía se conservan treinta y siete de sus obras.


El 23 de noviembre de 1407 se produce uno de los asesinatos más famosos y brutales de la historia de Francia, el de Luis de Orleans, hermano del rey Carlos VI (el loco), cuando regresaba de la casa de su cuñada y presunta amante, la reina Isabel de Baviera, por encargo de Juan el temible, duque de Borgoña, este hecho hará estallar la guerra civil en Paris entre los Armagnacs y los Borgoñones. En 1411 Christine huye de la capital del reino, debido a las continuas revueltas, para refugiarse en el convento de Poissy con su hija.

Muere en 1430 en su retiro de Poissy, a los sesenta y seis años.


Sabrina Capitani, escritora, periodista y guionista es la autora de una intrigante novela histórica en la que se Cuenta la vida de Cristina de Pizán ofreciendo un retrato del París del siglo XIV.

viernes, 8 de abril de 2011

Hachikō

Hachikō fue un Akita Inu nacido en noviembre de 1923 en la ciudad de Odate (Prefectura de Akita, Japón). En el año 1924 fue trasladado a Tokio por su amo, Eisaburō Ueno, que era profesor del departamento de agricultura en la Universidad de Tokio. Durante dos días recorrió la distancia existente de la Prefectura de Akita a la estación de Shibuya en tren, en una caja. El profesor envió a unos asistentes a recogerlo, pero al descubrir estos el contenido de la caja se lo encontraron tan quieto y extenuado que creyeron que había muerto. Al llegar a la casa del señor Ueno, este lo éxamino y trató de reanimarlo. Con un vaso de leche consiguió que Hachikō despertara. Al abrazarlo y alzarlo se percató de que las patas delanteras las tenía ligeramente curvadas. Por este motivo decidió llamarlo Hachi (ocho en japonés) dado el parecido de sus patas con el kanji o caracter japonés que representa el número ocho. El perrito era un regalo para la hija del profesor. Pero esta quedó embarazada justo por aquellos días y abandonó la casa familiar para casarse con su novio y vivir con la familia de este, la cual no estaba demasiado interesada en hacerse cargo de un perro.


Hidesaburo Ueno, nacido el año 1871 era profesor de la Universidad de Tokio centró su labor investigadora en la agricultura, desarrollando, entre otras, técnicas para aumentar la producción en las tierras de cultivo, las cuales llegaron a aplicarse tras el gran terremoto de Kanto para reactivar la economía de la región. Cuando el profesor marchaba cada mañana hacia su trabajo, Hachikō le acompañaba hasta la estación de Shibuya donde aquel tomaba el tren. Luego marchaba para casa y volvía a hacer acto de presencia a la hora de regreso para esperar a su dueño.
El 21 de mayo de 1925 el profesor Ueno sufre una hemorragia cerebral que le provoca la muerte en medio de una clase y ese día Hachikō tuvo que marcharse sin verlo aparecer. Pero Hachikō volvía cada día para verlo bajar del tren, pensando cada nuevo día en que vería por fin aparecer a su dueño. Durante 10 años seguiría haciéndolo hasta que finalmente falleció por la filaria el 7 marzo de 1935.

Fue gracias a las personas que transitaban por el lugar, a los dueños de los comercios de los alrededores y a los encargados de la estación que acostumbrados a ver al profesor junto a su perro, repararon en el extraño comportamiento del can y le ofrecieron alimentos y cuidados durante la eterna espera.

Sus restos mortales fueron depositados en una caseta de piedra que se construyó junto a la tumba del profesor, , un tiempo después, sus restos fueron exhumados, restaurados y disecados para donarlos al Museo de Ciencias Naturales de tokio.

En abril de 1934 las autoridades descubrieron una estatua de bronce en la Estación de Shibuya en honor de Hachikō en presencia del propio perro, que aún vivía. Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la estatua sería fundida para la utilización de su metal, pero se erigió una nueva en agosto de 1947, que aun está presente. La nueva la realizó Takeshi Ando un escultor hijo de quien hizo la anterior, Teru Ando. Existe también otra en la Estación de Odate.
El 8 de abril de cada año se recuerda a Hachiko en la plaza que hay frente a la estación de trenes de Shibuya, y su popularidad ha llegado a ser tal que, el año 1987, su vida fue llevada a la gran pantalla en la película titulada Hachiko monogatari, dirigida por el director nipón Seijiro Koyama.
Hay otra versión titulada Siempre a tu lado. Hachiko. dirigida por Lasse Hallstrom y protagonizada por el ya veterano Richard Gere, aunque, en este caso, la acción se desarrolla en los EE.UU. en vez de en Japón.